SOCIEDAD

REFLEXINES DE CLAUDIO ZUCHOVICKI, ECONOMISTA
El día después del día después

Fecha Publicación: 17/04/2020  16:03 


"La gente dice que deberíamos dejar un planeta mejor para nuestros hijos· La verdad es que deberíamos dejar unos hijos mejores educados para nuestro planeta"



Seguramente la mayoría de nosotros recibimos más de 1.753.713 frases e historias por minuto por WhatsApp, y la mayoría repetida en los 657.234 grupos en los que participamos. Quiero enfocarme en una de ellas para la nota de esta semana, con la esperanza de que una vez más, ustedes participen con sus hijos en este debate que quiero provocar sobre el día después.

Se trata de una linda frase, que le asignan a Clint Eastwood que dice: "La gente dice que deberíamos dejar un planeta mejor para nuestros hijos. La verdad es que deberíamos dejar unos hijos mejores educados para nuestro planeta"

Entonces quiero aprovechar esta cuarentena para reflexionar en familia acerca de cómo prepararnos y educamos en materia de economía y finanzas (de eso se trata este espacio) para el día después del día después de esta pandemia. Nosotros no podemos modificar ni evitar las consecuencias globales de tremenda crisis, pero si podemos manejar nuestra actitud luego de que pase.

A mis hijos les conté que, en lo personal, no perdí mi dinero en esta crisis, solo perdí la herencia que les correspondía a ellos, así que van a tener que prepararse para ganarse la vida. Preparémoslos para asumir los riesgos. De eso se trata la vida. Esto justifica el motivo de esta nota.

Como siempre repito, es mentira que crisis es oportunidad, crisis es crisis, y solo cuando esta termina, recién ahí, aparecen mucha oportunidades para el que está preparado. Empecemos a prepararnos entonces.

Parto del supuesto de que esto va a pasar, va a dejar daños colaterales muy importantes, pero también un nuevo orden social, dándonos una nueva oportunidad de hacer algo mejor no ya para la próxima generación, sino junto a ella.
Sabemos que, los datos globales son muy duros, la cantidad de infectados, la cantidad de fallecidos por la pandemia, sumado a ellos los destrozos sociales que conlleva una economía paralizada y un sistema de pago semi quebrado.

Primer consigna: Busquémosle la vuelta. A la mayoría de nosotros no nos queda otra.

¿Qué les diría a mis hijos en materia económica?
Intentemos no formar parte de los números malos de esa estadística. Cuidémonos mucho y cuidemos a todos los que tenemos cerca. Si todos lo hacemos reducimos los riesgos sociales. Es momento de pensar en sociedad y no en forma individual. Cuántos más seamos los que pensemos así, más rápido saldremos. De nada me sirve salvarme solo si después no tengo quien me provea entre otras: comida, transporte, salud, etc.

Esto no es una guerra, ni un terremoto, ni un Tsunami, afecta a mucha gente, resiente al sistema productivo pero las estructuras quedan en pie. La capacidad instalada sigue ahí, las fábricas están, las casas están, las rutas están, los puertos están, incluso a modo de consuelo, menos contaminadas.

Los hospitales nos enseñan que en el mismo edificio uno vive el momento más feliz de su vida (el nacimiento de un hijo o de un ser muy esperado) pero también el de mayor tragedia (la pérdida de un ser querido). El día después del día después será igual, convivirá la tragedia de lo vivido con las ganas de vivir de nuevo. Debemos tener más ganas de vivir el futuro que solo lamentarnos por lo perdido. Preparemos nuestra mente para mirar hacia adelante, recordando siempre de donde venimos. El éxito no se mide por el punto al que uno llega, sino desde el lugar desde donde uno viene.

Todos los días promedio en el mundo nacen 359.000 personas y mueren por día 157.000. O sea, cada día aparecen 202.000 consumidores nuevos. Hay más oportunidades en el futuro que lo perdido en el pasado.

Cuando esto termine, va a ver mas ganas de consumir que de ahorrar, va a haber cambios sustanciales en nuestras escalas de valores.

Este aislamiento obligado nos permitió entender que el valor económico más preciado que tenemos es la libertad de elegir. Nunca la vendan. Nunca la cedan. Ni por un político, ni por un fundamentalista, ni por un salario. Quedó claro que el mundo es uno solo, somos todos ciudadanos de él, y no se dejen llevar por falsos nacionalismos y menos aún si quieren restringir sus libertades. Libres de equipaje para elegir el destino afín a sus ideales. Pero hay que tener en cuenta que el Estado va a ser más grande porque ocupó espacios que corresponden a la actividad privada. Sin financiamiento para sostenerse, tiene dos opciones: a) les abre el juego a los privados y aparecen nuevas oportunidades, o b) tendremos un estado más voraz por recursos y que castiga más a las libertades individuales. Hay que prepararse entonces para un Plan A, o Plan B.

Va a aumentar la desigualdad entre los que tuvieron y tienen acceso a una vida más online y los que se mueven en una economía informal, sin acceso a adaptarse a los cambios.

Cada crisis revoluciona al sector que la provocó. Los Bancos no son iguales desde el 2008. La seguridad no es la misma desde la caída de las Torres Gemelas.

Luego de la gran crisis de las punto.com en el año 2000 nacen, Google, Facebook, Instagram, Spotify, Zoom, Microsoft Teams, Estas grandes compañías y aplicaciones que nos hicieron soportar esta cuarentena nacieron después de esa crisis.

Acá va a pasar lo mismo, nuevas empresas de alimentación, viajes, entretenimiento, tecnológica, ciberseguridad, logística, sistemas de pago generarán miles de nuevos puestos de trabajo. Preparémonos para estar en el lugar adecuado.

Esta pandemia va a pasar, pero luego va a venir otra crisis global, para mí, ligada a las intercomunicaciones. Es el principal miedo de los que viven de la nube (no me refiero al sistema político global).

Esta pandemia nos sacó el miedo de operar, de comprar, de pagar, de transferir, de estudiar online. Pero si todos mis datos están en una nube ¿quién los cuida? Vamos a pagar seguros, protecciones, resguardos.

Preparémonos para los negocios de Ciberseguridad.

Los nuevos valores sociales girarán en torno a la sostenibilidad y a la buena alimentación. Ser responsable socialmente no es solo algo políticamente correcto, sino también algo rentable.

Ganará más un auditor de buenas prácticas corporativas que el auditor de balances, porque el accionistas le tiene más miedo a perder el prestigio, a las multas o a la condena social que a un balance contable al día con calificación de riesgo.

Preparémonos para estar en el lugar adecuado.
El desempleo va a aumentar, pero va a haber más trabajo, preparémonos para saber vivir sin jefes, pero sin salarios y obra social garantizada. Saquémonos el fin de mes como barrera cultural y pensemos en duración de proyectos.

Aprender a tomar riesgos. Estos ya no se evitan, se asumen riesgos al hacer algo, pero también cuando no lo hacemos o nos quedamos quietos. Ser conservador es tomar riesgos también.

Andre Kostolani decía que si uno tiene mucha plata puede hacer lo que quiera, puede cometer errores porque no perderá su calidad de vida. Quien tiene poca plata, diversifique, no arriesgue todo en un solo negocio. Si no, puede perder lo poco que tiene y peor aún su capacidad de recuperarse. Pero si uno no tiene nada de plata, tiene la obligación de arriesgar si no nunca va a cambiar la situación en la que está.

Ser conservador con nada, no tiene mucho sentido, solo conservará su situación actual.

La credibilidad va a ser la mejor carta de presentación de la personas en el mundo que viene. Es el mejor valor que le podemos transmitir a nuestros hijos, y por eso quiero terminar con un ejemplo de Warren Buffett:

Había una vez un profesor que luego de explicarles a sus alumnos cómo funcionaba el mercado, les planteó el siguiente desafío: Cada alumno debía elegir a un compañero para invertir en él un 10% de sus ahorros.

Si a la persona elegida le iba bien en el futuro (si acertaba el escenario) entonces el inversor ganaría un 10% de la fortuna recaudada por la capacidad del elegido. En cambio, si le iba mal (no acertaba el escenario) perdería el 10% de los ahorros invertidos en su compañero.

Luego el profesor les preguntó el motivo por el cual invirtieron en esa persona. Algunos contestaron: por ser correcto, su perseverancia, por su buena actitud, por ser intuitivo. Solo recalcaban características positivas. Nadie invirtió en personas soberbias, listas, sagaces, las cuales tenían mayor posibilidad de ganar mucho dinero por tener esas cualidades. pero los alumnos argumentaban que podrían ser estafados por estos y no obtener lo invertido.

El profesor continuó con el planteo y formuló la siguiente pregunta: ¿En qué persona no invertirían nunca? Las respuestas fueron: en un deshonesto, en una mala persona, en un soberbio.

Para finalizar el profesor dijo: Si cada uno es 100% dueño de su vida, uno sabe cómo tiene que ser para ser exitoso (buena persona, perseverante, buena actitud, intuitivo, honesto).

En cambio, con las otras cualidades (mala persona, deshonesto, sagaz, soberbio) uno puede tener mayores posibilidades de ganar mucho dinero, pero se quedaría solo y la familia lo único que esperaría sería cobrar la herencia.

Quería terminar esta nota con ese ejemplo del profesor para hacer un resumen:

Vamos a salir de esta con muchos daños colaterales, pero tenemos que enfrentarlo con ganas de vivir el futuro.

Preparándonos para cambiar el miedo a lo desconocido por la ventaja de anticiparlo.

Pero aprendamos que ser mejores con nuestro medio ambiente, respetar nuestra libertad de decidir y sobre todo enseñar a nuestros hijos a ser buenas personas, como en el ejemplo de Warrant Buffett, es lo que finalmente cuenta
Por: Claudio Zuchovicki



 17 DE ABRIL DE 2020.(TiempoPyme)

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